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ARGUMENTO
El orden que llevan estas canciones es desde que un alma comienza a servir a Dios hasta que llega al último estado de perfección, que es matrimonio espiritual ; y así, en ellas se tocan los tres estados o vías de ejercicio espiritual por las cuales pasa el alma (...)
El principio de ellas trata de los principiantes, que es la vía purgativa. Las de más adelante tratan de los aprovechados, donde se hace el desposorio espiritual ; y ésta es la via iluminativa. Después de éstas, las que se siguen tratan de la vía unitiva, que es la de los perfectos, donde se hace el matrimonio espiritual.(...) Y las últimas canciones tratan del estado beatífico, que sólo ya el alma en aquel estado perfecto pretende.
CANCIÓN 1
ANOTACIÓN
Esta primera anotación, propia al Cantico B como las que seguirán, recuadra el comentario en el contexto de una reflexión moral sobre la brevedad de la vida, las ilusiones que la atraviesan y la desgracia de olvidar a Dios. Invita a tomar conciencia de la urgencia que hay a buscarlo y hace decir al alma que ha abandonado todo para eso :
¿ Adónde te escondiste,
Amado, y me dejaste con gemido ?
Como el ciervo huiste
habiéndo me herido ;
salí tras ti clamando, y eras ido.
DECLARACIÓN
Volvemos a encontrar aquí el texto del Cántico A centrado no sobre la miseria de los tiempos, sino sobre la ausencia de Dios a quien el alma echa en cara haberla abandonado. Juan de la Cruz justifica esta ausencia recordando, con muchas citaciones escriturarias y patristicas, que el Dios que ha tocado el alma es un Dios escondido. Pero eso no satisface esa que llama a la visión beatifica, a la clara presencia de la esencia divina. Vana petición, dice Juan de la Cruz, pues esta visión no pertenece a esta vida. Lo que el alma puede y debe hacer, en cambio, es buscar a Dios donde se esconde, en su más profunda interioridad, y esconderse con él.
Está, pues, Dios en el alma escondido, y ahí le ha de buscar con amor el buen contemplativo... El reino de Dios, dice el Esposo, está dentro de vosotros (Lc 17,2l) ... Gózate y alégrate en tu interior recogimiento con él, pues le tienes tan cerca... Gran cosa es saber el lugar donde está escondido para buscarle allí a lo cierto...
¡ Ea, pues, alma hermosa !, pues ya sabes que en tu seno tu deseado Amado mora escondido, procura estar con El bien escondida, y en tu seno le abrazarás y sentirás con afección de amor...
Fe y amor son los mozos de ciego que te giuarán por donde no sabes, allá a lo escondido de Dios... Pues es Dios inaccesible y escondido...
Pero, no le basta al alma la paz y tranquilidad y satisfacción de corazón a que puede llegar en esta vida para que deje de tener dentro de sí gemido (aunque pacífico y no penoso) en la esperanza de lo que le falta...
Habiendo ella gustado alguna dulce y sabrosa comunicación del Esposo, ausentándose, se quedó sola y seca de repente ; que por eso dice luego : Como el ciervo huiste.
Compara la esposa el Esposo al ciervo... por la presteza del esconderse y mostrarse, cual suele hacer en las visitas que hace a las devotas almas para regalarlas y animarlas, en los desvíos y ausencias que las hace sentir después de las tales visitas para probarlas y humillarlas y enseñarlas.
Juan de la Cruz abre aquí un paréntesis sobre las heridas de amor por las cuales Dios aviva el deseo del alma hasta el dolor, y la consume en este fuego para hacerla renacer, como el fénix.
Estas visitas no son como otras en que Dios recrea y satisface al alma, porque éstas sólo las hace más para herir que para sanar y más para lastimar que para satisfacer, pues sirven para avivar la noticia y aumentar el apetito y, por consiguiente, el dolor y ansia de ver a Dios.
Estas quemaduras de amor tienen por efecto de lanzar el alma sobre los pasos de su Amado afin que él la cure, de hacerla salir de todas las cosas y de si misma, de levantarla de su baja manera de obrar y amar hasta el sublime amor de Dios.
Esta pena y sentimiento de la ausencia de Dios suele ser tan grande a los que van llegando a el estado de perfección al tiempo de estas divinas heridas, que, si no proveyese el Señor, morirían.
Estas observaciones, tomadas al Cántico A, pueden difícilmente concernir a los principiantes, como quisiera hacerlo admitir el principio del Cantico B. Estamos pues, desde la primera estrofa, confrontados con la ambigüedad de un texto que sostiene mal el nuevo encuadre que Juan de la Cruz le hace sufrir con fines pedagógicos.
Sea lo que sea, lo esencial del comentario de esta primera estrofa, que concierne al Dios escondido y el recogimiento interior, puede ser leído con provecho por todos los buscadores de Dios, cualquiera que sea su progreso en las vías espirituales.
CANCIÓN 2
Pastores, los que fuerdes
allá por las majadas, al otero
si por ventura vierdes
aquel que yo más quiero
decilde que adolezco, peno y muero.
Sosteniendo mal la ausencia de su Amado, su invisibilidad, el alma ahora de sus deseos, afectos y gemidos se quiere aquí aprovechar como de mensajeros que tan bien saben manifestar lo secreto del corazón a su Amado, y asi los requiere que vayan, diciendo : pastores, los que fuérdes.
Dios todo lo sabe y entiende... entonces se dice ver nuestras necesidades y oraciones u oírlas, cuando las remedia o las cumple... Y así ha de entender cualquiera alma que, aunque Dios no acuda luego a su necesidad y ruego, que no por eso dejará de acudir en el tiempo oportuno... si ella no desmayare y cesare. Esto, pues, quiere decir aquí el alma cuando dice : si por ventura vierdes ; es a saber, si por ventura es llegado el tiempo en que tenga por bien de otorgar mis peticiones.
Por otra parte, en el último verso : decilde que adolezco, peno y muero, es de notar que el alma no hace más que representar su necesidad y pena al Amado, porque el que discretamente ama no cura de pedir lo que le falta y desea, sino de representar su necesidad para que el Amado haga lo que fuere servido.
Sin embargo, lo que pide es sobrentendido, y es como si dijera : decid a mi Amado que, pues adolezco y El solo es mi salud, que me dé mi salud ; y que, pues peno y El solo es mi gozo, que me dé mi gozo ; y que, pues muero y El solo es mi vida, que me dé mi vida.
Hay en esta estrofa, simultáneamente, deseo y abandono, espera y aceptación : sin duda las condiciones de toda oración auténtica.
CANCION 3
Buscando mis amores
iré por esos montes y riberas
ni cogeré las flores,
ni temeré las fieras,
y pasaré los fuertes y fronteras.
El alma no se contenta con esperar e implorar, está bien decidida a obrar y hacer todo lo que puede para conseguir el objeto de su deseo.
Por los montes, que son altos, entiende aquí las virtudes... Por las riberas, que son bajas, entiende los ejercicios espirituales, por los cuales también dice que irá ejercitando en ellas la vida activa, junto con la contemplativa... Es, pues, tanto como decir : Buscando a mi Amado, iré poniendo por obra las altas virtudes y humillándome en las bajas mortificaciones y ejercicios humildes.
Por cuanto para buscar a Dios se requiere un corazón desnudo y fuerte, libre de todos los males y bienes que puramente no son Dios... dice que no cogerá las flores que encontrará en este camino, por las cuales entiende todos los gustos y contentamientos y deleites que se le pueden ofrecer en esta vida, que le podrían impedir el camino si cogerlos y admitirlos quisiese.
Por las fieras entiende el mundo, por los fuertes el demonio y por las fronteras la carne.
Llama fieras al mundo porque el alma que comienza el camino de Dios parécele que se le representa en la imaginación el mundo como a manera de fieras... y es principalmente en tres maneras : la primera, que le ha de faltar el favor del mundo, perder los amigos, el crédito, valor y aún la hacienda ; la segunda, que es otra fiera no menor, que cómo ha de poder sufrir no haber ya jamás de tener contentos ni deleites del mundo y carecer de todos los regalos de él ; y la tercera es aún mayor, conviene a saber, que se han de levantar contra ella las lenguas y han de hacer burla y ha de haber muchos dichos y mofas y la han de tener en poco.
A los demonios, que es el segundo enemigo, llama fuertes, porque ellos con gran fuerza procuran tomar el paso de este camino.
Dice también el alma que pasará las fronteras, por las cuales entiende las repugnancias y rebeliones que naturalmente la carne tiene contra el espíritu.
A pesar de las ocasiones de diversión y los ostaculos que se presentarán, simbolizados por los tres enemigos tradicionales del alma, esa es pues bien determinada en avanzar hacia su meta : el encuentro con su Amado.
El comentario de esta estrofa cuadra mejor que el precedente con las perspectivas del Cantico B que quiere describir el itinerario espiritual desde el principio. Encontramos en ello la descripción de un estado de alma que corresponde al fervor de los jovenes convertidos, llenos de entusiasmo y de generosidad, pero también de ilusiones sobre sus capacidades personales. Estos principiantes, dopados por la gracia de los principios, no han tomado todavía la medida de sus fuerzas y deberán, en las noches que seguirán, tomar conciencia de su radical impotencia a saltar ciertos umbrales. Sea lo que sea, se lanzan aquí llenos de ardor, y Juan de la Cruz pone de relieve este primer impulso generoso.
CANCION 4
¡ Oh bosques y espesuras
plantadas por la mano del Amado !
¡ Oh prado de verduras
de flores esmaltado !
decid si por vosotros ha pasado.
Después de la decisión de no dejarse divertir ni intimidar en su busca, el alma comienza a caminar por la consideración y conocimiento de las criaturas al conocimiento de su Amado, Criador dellas ; porque... es la primera por orden en este camino espiritual para ir conociendo a Dios, considerando su grandeza y excelencia por ellas.
Juan de la Cruz interpreta luego de manera alegórica las imágenes de su poema. Los bosques son los elementos primordiales - tierra, agua, aire, fuego - que componen entre ellos para formar el conjunto de los seres que pueblan el universo y son llamados aquí espesuras. El prado de verdura los representa también y concierne más particularmente la maravillosa variedad de las estrellas y otros astros. Las flores son los ángeles y los santos que residen en el cielo.
Al nivel del poema (olvidamos por un momento su interpretación alegórica) tenemos una paradoja : el alma que en su impulso primero no queria coger flores, se vuelve aquí hacia ellas para admirarlas y buscar en su hermosura el reflejo de la belleza divina. Notamos sin embargo que no se trata de cogerlas sino de contemplarlas.
Lo maravilloso en este conjunto de las criaturas es que refleja en su grande diversidad, la armonía sencilla de Dios que las ha producido "por su propria mano" , es decir sin intermediarios. Esta relación inmediata de las criaturas a su Criador encanta a Juan de la Cruz que vuelve a evocar este tema en otra parte, en particular en la metáfora de la fonte :
Que bien sé yo la fonte que mana y corre,
aunque es de noche
Sé que no puede ser cosa tan bella
y que cielos y tierra beben della.
Luego el alma se dirige al cosmos en cuanto sale de la mano del Amado, y busca en él su huella : "Decid si por vosotros ha pasado".
CANCIÓN 5
Mil gracias derramando
pasó por estos sotos con presura,
y, yéndolos mirando,
con sola su figura
vestidos los dejó de hermosura.
Las criaturas responden a la cuestión del alma mostrándole sencillamente su belleza. Si dicen que Dios ha pasado por aquí con presura, es que no son más que un rastro del paso de Dios, por el cual se rastrea su grandeza, potencia y sabiduría.
Dios se ha más parado en la obra de la Encarnación del Verbo. Es en ello que su magnificencia resplandece y desde ello que recae sobre la creación entera. Pues entonces fue cuando se hizo hombre ensalzándole en hermosura de Dios y, por consiguiente, a todas las criaturas en El... Y así, en este levantamiento de la Encarnación de su Hijo y de la gloria de su resurrección según la carne, no solamente hermoseó el Padre las criaturas en parte, mas podremos decir que del todo las dejó vestidas de hermosura y dignidad.
CANCIÓN 6
ANOTACIÓN
Llagada el alma en amor por este rastro que ha conocido de las criaturas de la hermosura de su Amado, con ansias de ver aquella invisible hermosura que esta visible hermosura causó, dice :
¡ Ay !, ¿ Quién podrá sanarme ?
Acaba de entregarte ya de vero ;
no quieras enviarme
de hoy más ya mensajero,
que no saben decirme lo que quiero.
DECLARACIÓN
Cuanto más el alma conoce a Dios, tanto más le crece el apetito y pena por verle, y... pídele le entregue posesión de su presencia... diciéndole de entregarse a ella ya de veras en acabado y perfecto amor.
Todo lo que de Dios en esta vida se puede conocer, por mucho que sea, no es conocimiento de vero, porque es conocimiento en parte y muy remoto ; mas conociéndole esencialmente es conocimiento de veras, el cual aquí pide el alma no contentándose con esas otras comunicaciones. Y por tanto, dice luego :
no quieras enviarme
de hoy más ya mensajero,
Como si dijera : Yo a ti todo quiero, y ellos no me saben ni pueden decir a ti todo... En lugar, pues, de estos mensajeros, tú seas el mensajero y los mensajes.
En el deseo de inmediación que se exprime aquí resalta la gran aspiración de todo paso místico. Las mediaciones son deficientes, los intermediarios impotentes en dar el absoluto, el divino. Ese debe librarse a sí mismo.
CANCIÓN 7
Y todos cuantos vagan
de ti me van mil gracias refiriendo,
y todos más me llagan,
y déjame muriendo
un no sé qué que quedan balbuciendo.
"Todos cuantos vagan" son las criaturas razonables que vagan a Dios contemplándolo y amándolo, a saber los hombres (ciertos) y los angeles. Los primeros hacen conocer Dios al alma trasmitiéndole los datos de la fe contenidos en las Escrituras, los segundos por inspiraciones secretas, más inmediatas.
Pero este conocimiento, aunque más elevado que aquel comunicado por las criaturas sin inteligencia, no es todavía capaz de satisfacer el alma. Al contrario, ha por efecto de estimular y exacerbar su deseo de ver a Dios y aumenta así su impaciencia y sus tormentos. Juan de la Cruz aprovecha la ocasión para repartir estos tormentos místicos, estas maneras de penar por el Amado, según une trilogía :
La primera se llama herida, la cual es más remisa y más brevemente pasa, bien así como herida, porque de la noticia que el alma recibe de las criaturas le nace.
La segunda se llama llaga... Y esta llaga se hace en el alma mediante la noticia de las obras de la Encarnación del Verbo y misterios de la fe.
La tercera manera de penar en el amor es como morir... Y este morir de amor se causa en el alma mediante un toque de noticia suma de la divinidad, que es el no sé qué que dice en esta canción que quedan balbuciendo.
Estas dos maneras de penas de amor, es a saber, la llaga y el morir, dice el alma en esta canción que la causan estas criaturas racionales... : porque en cuanto los ángeles me inspiran y los hombres de ti me enseñan, de ti más me enamoran, y así todos de amor más me llagan.
El término fuerte de la estrofa hacia el cual converge su explicación es este "no sé qué" que balbucean las criaturas y que induce en el alma una suerte de agonía amorosa.
Esto acaece a veces a las almas que están ya aprovechadas, a las cuales hace Dios merced de dar en lo que oyen o ven o entienden una subida noticia en que se le da a entender o sentir alteza de Dios y grandeza, y en aquel sentir siente tan alto de Dios que entiende claro se queda todo por entender.
El "no sé que" puede pues ser percibido por la mediación de las criaturas inteligentes. Podemos ampliar aquí la interpretación sanjuanista y comprender en esta mediación toda sabiduria, toda verdad religiosa o filosófica que hace entender algo de Dios. Pero el "no sé que" puede también ser percibido sin esos intermediarios, de manera directa. Entonces, volvemos a encontrar el tema de la contemplación oscura, del contacto nocturno con Dios, aunque empujado a su extremo, puesto que engendra una verdadera agonía.
Esta estrofa y la precedente se demarcan de las cinco primeras. Juan de la Cruz aborda en ellas, por el rodeo de los tormentos de amor, la vía que llama iluminativa en su presentación.
CANCIÓN 8
ANOTACIÓN
También acerca de las demás criaturas acaecen al alma algunas ilustraciones,... cuando Dios hace merced al alma de abrirle la noticia y el sentido del espíritu en ellas, las cuales parece están dando a entender grandezas de Dios que no acaban de darlas a entender, y es como que van a dar a entender y se quedan sin poder hacerlo, y así es un no sé qué que quedan balbuciendo :
Mas, ¿ como perseveras,
¡ oh vida !, no viviendo donde vives,
y haciendo porque mueras
las flechas que recibes
de lo que del Amado en ti concibes ?
DECLARACIÓN
Como el alma se ve morir de amor y que no se acaba de morir para poder gozar del amor con libertad, quéjase de la duración de la vida corporal a cuya causa se le dilata la vida espiritual.
Juan de la Cruz desarrolla aquí un tema platónico que nos puede parecer sospechoso : el del antagonisme cuerpo-espíritu. Si lo hace, es desde la conciencia dolorosa de una diferencia entre el amor violento que el alma siente por Dios y la grosería de su vida natural. Este desfase se resorberá después, cuando la llama de amor vivo habiendo acabado su obra purificadora, el espiritual podrá decir serenamente :
Mi alma se ha empleado
y todo mi caudal en su servicio ;
ya no guardo ganado,
ni ya tengo otro oficio,
que ya sólo en amar es mi ejercicio.
CANCIÓN 9
ANOTACIÓN
El alma que anda tocada de la yerba del amor... Nunca cesando de buscar remedios para su dolor... y conociéndo que no tiene otro remedio sino venirse a poner en las manos del que la hirió, para que despenándola la acabe ya de matar con la fuerza del amor, vuélvese a su Esposo, y dice :
¿ Por qué, pues has llagado
aqueste corazón, no le sanaste ?
Y, pues me le has robado,
¿ por qué así le dejaste,
y no tomas el robo que robaste ?
El alma no se queja de haber sido herida sino de no haber tenido su herida curada. Su Amado ha robado su corazón, pero la ha dejado vacía, enferma, hambrienta. Sin embargo, no son consolaciones que pide sino una muerte de amor que llevará este a su perfección. Pues el salario y paga de el amor no es otra cosa (ni el alma puede querer otra) sino más amor hasta llegar a perfección de amor, porque el amor no se paga sino de sí mismo... Así, pues, el alma encendida en amor de Dios desea el cumplimiento y perfección del amor.
Apartando toda espera interesada, Juan de la Cruz significa aquí que la impaciencia del alma no es la de un ego privado de satisfacciones, sino que procede ante todo de una dinámica del amor que tiende a su cumplimiento.
CANCION 10
ANOTACIÓN
Presa del mal del amor de Dios, el alma conoce tres estados :
- Está perseguida por este amor al cual sueña en todas circunstancias.
- No puede tomar placer en otra cosa.
- Tanto que todo le es a carga en su vida cotidiana.
Volvemos a encontrar aquí, poco más o menos, las señales que, en el tratado de la Noche oscura, caracterizan la noche de los sentidos. Pero mientras en la noche, la sequedad y la insipidez constituyen la tela de fondo de la situación, aquí domina la pasión amorosa, aspirando a poseer el objeto de su deseo. Por eso, el alma dice :
Apaga mis enojos,
pues que ninguno basta a deshacellos,
y véante mis ojos,
pues eres lumbre dellos,
y sólo para ti quiero tenellos.
DECLARACIÒN
El deseo del alma es contemplar a su Amado por quien ha recibido el flechazo. Para inclinar este a librarse a ella, le dice que ninguno sino él es capaz de satisfacerla y busca seducirlo llamándolo "lumbre de sus ojos". Está bajo el imperio de una pasión por quien nada más cuenta sino el objeto de su amor con el cual quiere unirse lo más pronto posible.
Este amor impaciente crea una división entre contemplación de Dios y vida cotidiana, pero, como toda pasión violenta, no puede durar, ya que su vehemencia testimonia también de su imperfección : a saber de su incapacidad a animar la totalidad de la vida, hasta sus más humildes trabajos.
CANCIÓN 11
ANOTACIÔN
Es de saber que no puede el amoroso Esposo de las almas verlas penar mucho tiempo a solas...
Por su parte, el alma enamorada que con más codicia que al dinero le busca, tiene todas las cosas dejadas y a sí misma por él...
Y así como el alma echó de ver y sintió por aquella presencia escura aquel sumo bien y hermosura encubierta allí, muriendo en deseo por verla, dice :
Descubre tu presencia,
y máteme tu vista y hermosura ;
mira que la dolencia
de amor, que no se cura
sino con la presencia y la figura.
DECLARACIÓN
Esta estrofa se inscribe en el hilo de las precedentes. Se trata siempre de entrar en la presencia de Dios, en su visión, aunque sea al precio de la vida en este bajo mundo.
La presencia de Dios, dice Juan de la Cruz, se puede entender de tres maneras :
- por esencia : se trata de una presencia natural, criadora, que da la vida y el ser a todas las criaturas.
- por gracia : se trata de una presencia sobrenatural, teologal, pero no percibida por su poseedor.
- por afección espiritual : se trata también de una presencia sobrenatural, pero perceptible, aunque todavía cubierta.
El alma pide estas tres suertes de presencia, pero sobre todo la tercera, es decir une presencia afectiva que el Amado hace de sí al alma ...
Como la ha ya percibida y ha sentido estar allí un inmenso ser encubierto ...
ella le pide de hacer más : levantar el velo. Sabiendo que su condición carnal no lo permite, pide que esa se acabe : ¡ máteme tu vista y hermosura !
Une precisión sin embargo : aquí el alma habla condicionalmente cuando dice que la mate su vista y hermosura, supuesto que no puede verla sin morir, que, si sin eso pudiera ser, no pidiera que la matara, porque querer morir es imperfección natural.
Hay aquí un bemol al deseo de morir ; eso se acerca a lo que decía san Pablo : "No queremos ser despojados, sino ser sobrevestidos, afin que lo que es mortal sea absorto por la vida." (2 Cor 5,4)
in embargo, como delante de Dios, no hay nada precioso sino lo que El es en sí mismo. Por eso el alma no teme morir cuando ama, antes lo desea ... porque más vive adonde ama que donde anima
Es luego el amor aún allí que es el gran motivo cuya dinámica misma tiende a la unión, más, a la unidad : es de saber que el amor nunca llega a estar perfecto hasta que emparejan tan en uno los amantes, que se transfiguran el uno en el otro.
Este tema es también presente en el poema de la Noche oscura :
O noche que juntaste
Amado con Amada
Amada en el Amado transformada
Numerosos son los místicos que, al fin del camino, ven abolirse las diferencias y borrarse toda dualidad. Para Juan de la Cruz también, el amor perfecto desemboca en la identificación y la unidad : el alma se hace Dios. Y si añade a veces "por participación" , ciertas metáforas (de la llama que consume, del centro divino del alma) y ciertos conceptos (de la unión sustancial, de la identificación de los amantes) relativizan esta reserva. Total, al fin, no hay más relación diferenciada sino unión transformadora, más junción de complementarios sino fusión de identicos en un único fogón. No hay màs Amado y Amada, sino el Amor, Dios : "O Theos agapè estin". Sin duda es por afirmaciones de este tipo que los carmelitas españoles han vacilado en publicar el Cántico espiritual.
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