Juan
de la Cruz no escribió solo largos tratados. Ha dado también,
a sus dirigidas, a lo largo de su carrera de maestro espiritual,
aforismos breves apropriados a su situación. Eso oralmente
o por escrito, en sus cartas o en billetes. No nos queda más
que un número limitado de ellos. Suficiente sin embargo para
apreciar su fuerza concisa.
Algunos han sido reunidos por el mismo Juan de la Cruz en un corto
tratado que dió a la madre Francesca de la Madre de Dios.
Otros han sido agrupados después de su muerte. Estos pensamientos
cortos necesitan a menudo, para ser bien comprendidos, la luz de
los grandes tratados. Damos aquí algunos, elegidos entre
los que necesitan menos ser explicados.
Amas
tú, Senor, la discreción, amas la luz, amas el amor
sobre las demas operaciones del alma. Por eso, estos dichos serán
de discreción para el caminar, de luz para el camino y de
amor en el caminar. Quédese, pues, lejos la retórica
del mundo ; quédense las parlerías y elocuencia seca
de la humana sabiduría, flaca e ingeniosa, de que nunca tú
gustas, y hablemos palabras al corazón bañadas en
dulzor y amor de que tù bien gustas, quitando por ventura
delante ofendiculos y tropiezos a muchas almas que tropiezan no
sabiendo, y no sabiendo van errando...
Siempre el Señor descubrió los tesoros de su sabiduría
y espíritu a los mortales ; mas ahora que la malicia va descubriendo
más su cara mucho los descubre.
! Oh Señor, Dios mío !, ?quién te buscará con amor puro y sencillo, que te deje de hallar muy a su gusto y
voluntad, pues que tu te muestras primero y sales al encuentro a
los que te desean ?
Aunque el camino es llano y suave para los hombres de buena voluntad,
el que camina, caminará poco y con trabajo si no tiene buenos
pies y ánimo y porfía animosa en eso mismo.
Más vale estar cargado junto al fuerte que aliviado junto
al flaco. Cuando estas cargado, estas junto a Dios, que es tu fortaleza,
el cual está con los atribulados ; cuando estas aliviado,
estas junto a ti, que eres tu misma flaqueza ; porque la virtud
y fuerza del alma en los trabajos de paciencia crece y se confirma.
El que solo se quiere estar, sin arrimo de maestro y guía,
sera como el arbol que está solo y sin dueño en el
campo, que, por más fruta que tenga, los viadores se la cogerán
y no lllegará a sazón.
El arbol cultivado y guardado, con el beneficio de su dueño,
da la fruta en el tiempo que de él se espera.
! Oh dulcísimo amor de Dios mal conocido ! El que halló
sus venas descansó.
Pues se te ha de seguir doblada amargura de cumplir tu voluntad,
no la quiera cumplir, aunque quedes en amargura.
Más agrada a Dios el alma que con sequedad y trabajo se sujeta
a lo que es razón que la que, faltando en esto, hace todas
sus cosas con consolación.
El que con purísimo amor obra por Dios, no solamente no se
le da nada de que lo vean los hombres, pero ni lo hace porque lo
sepa el mismo Dios ; el cual, aunque nunca lo hubiese de saber,
no cesaría de hacerle los mismos servicios con la misma alegría
y pureza de amor.
La obra pura y entera hecha por Dios en el seno puro, hace reyno
entero para su dueño.
Dos veces trabaja el pájaro que se asentó en la liga,
es a saber : en desasirse y limpiarse de ella ; y de dos maneras
pena el que cumple su apetito : en desasirse y, después de
desasido, en purgarse de lo que de él se le pegó.
La mosca que a la miel se arrima impide su vuelo ; y el alma que
se quiere estar asida al sabor del espíritu impide su libertad
y contemplación.
No te hagas presente a las criaturas si quieres guardar el rostro
de Dios claro y sencillo en tu alma ; mas vacía y enajena
mucho tu espíritu de ellas y andaras en divinas luces, porque
Dios no es semejante a ellas.
Oración de alma enamorada :
...Míos son los cielos y mía es la tierra,. Mías
son las gentes. Los justos son míos, y míos los pecadores.
Los angeles son míos y la Madre de Dios y todas las cosas
son mías. Y el mismo Dios es mío y para mí,
porque Cristo es mío y todo para mí. Pues , qué
pides y buscas, alma mía ? Tuyo es todo esto, y todo es para
ti.
No te pongas en menos ni repares en meajas que se caen de la mesa
de tu padre. Sal fuera y gloriate en tu gloria. Escóndete
en ella y goza, y alcanzarás las peticiones de tu corazón.
El espíritu bien puro no se mezcla con extrañas advertencias
ni humanos respetos, sino solo, en soledad de todas las formas,
interiormente, con sosiego sabroso, se comunica con Dios, porque
su conocimiento es en silencio divino.
El alma enamorada es alma blanda, mansa, humilde y paciente.
El alma dura en su amor propio se endurece.
No te conocía yo a ti, ! oh Señor mio !, porque todavia
quería saber y gustar cosas.
Múdese todo muy enhorabuena, Señor Dios, por que hagamos
asiento en ti.
Secado se ha mi espíritu porque se olvida de apacentarse
en ti.
Eso que pretendes y lo que más deseas no lo hallarás
por esa via tuya ni por la alta contemplación, sino en la
mucha humildad y rendimiento de corazón.
Mira que la flor más delicada más presto se marchita
y pierde su olor ; por tanto, guárdate de querer caminar
por espíritu de sabor, porque no serás constante ;
mas escoge para ti un espíritu robusto no asido a nada, y
hallarás dulzura y paz en abundancia ; porque la sabrosa
y durable fruta en tierra fría y seca se coge.
Bienaventurado el que, dejado aparte su gusto y inclinación,
mira las cosas en razón y justicia para hacerlas.
Si purificares tu alma de extrañas posesiones y apetitos,
entenderás en espíritu las cosas ; y, si negares el
apetito en ellas, gozaras de la verdad de ellas, entendiendo en
ellas lo cierto.
Señor, Dios mío, no eres tu extraño a quien
no se extraña contigo. Como dicen que te ausentas tú ?
Verdaderamente aquel tiene vencidas todas las cosas, que ni el gusto
de ellas le mueve a gozo, ni el desabrimiento le causa tristeza.
Yéndome yo, Dios mío, por doquiera contigo, por doquiera
me irá como yo quiero para ti.
No podrá llegar a la perfección el que no procura
satisfacerse con nonada, de manera que la concupiscencia natural
y espiritual estén contentas en vacío ; que para llegar
a la suma tranquilidad y paz de espíritu esto se requiere.
Como el que tira el carro la cuesta arriba, así camina para
Dios el alma que no sacude el cuidado y apaga el apetito.
No es de voluntad de Dios que el alma se turbe de nada ni que padezca
trabajos ; que, si los padece en los adversos casos de el mundo,
es por la flaqueza de su virtud, porque el alma del perfecto se
goza en lo que se pena la imperfecta.
No pienses que el agradar a Dios está tanto en obrar mucho
como en obrarlo con buena voluntad, sin propiedad y respectos.
A la tarde te examinarán en el amor. Aprende a amar como
Dios quiere ser amado, y deja tu condición.
En la tribulación acude luego a Dios confiadamente, y seras
esforzado y alumbrado y enseñado.
En los gozos y gustos acude luego a Dios con temor y verdad, y no
serás engañado ni envuelto en vanidad.
Sin trabajo sujetarás las gentes y te servirán las
cosas si te olvidares de ellas y de ti mismo.
Date al descanso echando de ti cuidados y no se te dando nada de
cuanto acaece, y servirás a Dios a su gusto y holgarás
en El.
Mira que no reina Dios sino en el alma pacífica y desinteresada.
Si quieres que en tu espíritu nazca la devoción y
que crezca el amor de Dios y apetito de las cosas divinas, limpia
el alma de todo apetito y asimiento y pretensión, de manera
que no se te dé nada por nada ; porque, así como el
enfermo, echado fuera el mal humor, luego siente el bien de la salud
y le nace gana de comer, así tu convalecerás en Dios
si en lo dicho te curas.
No apaciente el espíritu en otra cosa que en Dios. Deseche
las advertencias de las cosas y traiga paz y recogimiento en el
corazón.
Traiga sosiego espiritual en advertencia de Dios amorosa ; y cuando
fuere necesario hablar, sea con el mismo sosiego y paz.
Traiga advertencia amorosa en Dios, sin apetito de querer sentir
ni entender cosa particular dél.
El alma que anda en amor, ni cansa ni se cansa.
Al pobre que esta desnudo le vestirán, y al alma que se desnudare
de sus apetitos, quereres y no quereres, la vestirá Dios
de su pureza, gusto y voluntad.
Una palabra habló el Padre, que fue su Hijo, y ésta
habla siempre en eterno silencio, y en silencio ha de ser oida del
alma.
Dios y su obra es Dios.
Las potencias y sentidos no se han de emplear todas en las cosas,
sino lo que no se puede excusar, y lo demas dejallo desocupado para
Dios.
Desasida de lo exterior, desaposesionada de lo interior, desapropriada
de las cosas de Dios, ni lo prospero la detiene ni lo adverso lo
impide.
El más puro padecer trae y acarrea más puro entender.
El alma que quiere que Dios se le entregue todo, se ha de entregar
toda, sin dejar nada para sí.
La mayor necesidad que tenemos para aprovechar es de callar a este
gran Dios con el apetito y con la lengua, cuyo lenguaje que El mas
oye solo es el callado amor.
Andar a solas con Dios ; obrar en el medio ; esconder los bienes
de Dios.
Andar a perder y que todos nos ganen, es de ánimos valerosos,
de pechos generosos, de corazones dadivosos ; es condición
dar antes que recebir hasta que vienen a darse a sí mesmos,
porque tienen por gran carga poseerse, que mas gustan de ser poseidos
y ajenos de sí ; pues somos mas proprios de aquel infinito
Bien que nuestros.
Grande mal es tener más ojo a los bienes de Dios que al mismo
Dios ; oración y desaproprio.
Procure conservar el corazón en paz ; no le desasosiegue
ningún suceso deste mundo ; mire que todo se ha de acabar.
Quien supiere morir a todo, tendrá vida en todo.
Humilde es el que se esconde en su propia nada y se sabe dejar a
Dios.
Manso es el que sabe sufrir al prójimo y sufrirse a sí mismo.