BIENVENUE SUR LE SITE D'ALAIN DELAYE

JUAN DE LA CRUZ

DICHOS DE LUZ Y AMOR

Juan de la Cruz no escribió solo largos tratados. Ha dado también, a sus dirigidas, a lo largo de su carrera de maestro espiritual, aforismos breves apropriados a su situación. Eso oralmente o por escrito, en sus cartas o en billetes. No nos queda más que un número limitado de ellos. Suficiente sin embargo para apreciar su fuerza concisa.
Algunos han sido reunidos por el mismo Juan de la Cruz en un corto tratado que dió a la madre Francesca de la Madre de Dios. Otros han sido agrupados después de su muerte. Estos pensamientos cortos necesitan a menudo, para ser bien comprendidos, la luz de los grandes tratados. Damos aquí algunos, elegidos entre los que necesitan menos ser explicados.

Amas tú, Senor, la discreción, amas la luz, amas el amor sobre las demas operaciones del alma. Por eso, estos dichos serán de discreción para el caminar, de luz para el camino y de amor en el caminar. Quédese, pues, lejos la retórica del mundo ; quédense las parlerías y elocuencia seca de la humana sabiduría, flaca e ingeniosa, de que nunca tú gustas, y hablemos palabras al corazón bañadas en dulzor y amor de que tù bien gustas, quitando por ventura delante ofendiculos y tropiezos a muchas almas que tropiezan no sabiendo, y no sabiendo van errando...

Siempre el Señor descubrió los tesoros de su sabiduría y espíritu a los mortales ; mas ahora que la malicia va descubriendo más su cara mucho los descubre.

! Oh Señor, Dios mío !, ?quién te buscará con amor puro y sencillo, que te deje de hallar muy a su gusto y voluntad, pues que tu te muestras primero y sales al encuentro a los que te desean ?

Aunque el camino es llano y suave para los hombres de buena voluntad, el que camina, caminará poco y con trabajo si no tiene buenos pies y ánimo y porfía animosa en eso mismo.

Más vale estar cargado junto al fuerte que aliviado junto al flaco. Cuando estas cargado, estas junto a Dios, que es tu fortaleza, el cual está con los atribulados ; cuando estas aliviado, estas junto a ti, que eres tu misma flaqueza ; porque la virtud y fuerza del alma en los trabajos de paciencia crece y se confirma.

El que solo se quiere estar, sin arrimo de maestro y guía, sera como el arbol que está solo y sin dueño en el campo, que, por más fruta que tenga, los viadores se la cogerán y no lllegará a sazón.

El arbol cultivado y guardado, con el beneficio de su dueño, da la fruta en el tiempo que de él se espera.
! Oh dulcísimo amor de Dios mal conocido ! El que halló sus venas descansó.

Pues se te ha de seguir doblada amargura de cumplir tu voluntad, no la quiera cumplir, aunque quedes en amargura.

Más agrada a Dios el alma que con sequedad y trabajo se sujeta a lo que es razón que la que, faltando en esto, hace todas sus cosas con consolación.

El que con purísimo amor obra por Dios, no solamente no se le da nada de que lo vean los hombres, pero ni lo hace porque lo sepa el mismo Dios ; el cual, aunque nunca lo hubiese de saber, no cesaría de hacerle los mismos servicios con la misma alegría y pureza de amor.

La obra pura y entera hecha por Dios en el seno puro, hace reyno entero para su dueño.
Dos veces trabaja el pájaro que se asentó en la liga, es a saber : en desasirse y limpiarse de ella ; y de dos maneras pena el que cumple su apetito : en desasirse y, después de desasido, en purgarse de lo que de él se le pegó.

La mosca que a la miel se arrima impide su vuelo ; y el alma que se quiere estar asida al sabor del espíritu impide su libertad y contemplación.

No te hagas presente a las criaturas si quieres guardar el rostro de Dios claro y sencillo en tu alma ; mas vacía y enajena mucho tu espíritu de ellas y andaras en divinas luces, porque Dios no es semejante a ellas.

Oración de alma enamorada :
...Míos son los cielos y mía es la tierra,. Mías son las gentes. Los justos son míos, y míos los pecadores. Los angeles son míos y la Madre de Dios y todas las cosas son mías. Y el mismo Dios es mío y para mí, porque Cristo es mío y todo para mí. Pues , qué pides y buscas, alma mía ? Tuyo es todo esto, y todo es para ti.
No te pongas en menos ni repares en meajas que se caen de la mesa de tu padre. Sal fuera y gloriate en tu gloria. Escóndete en ella y goza, y alcanzarás las peticiones de tu corazón.

El espíritu bien puro no se mezcla con extrañas advertencias ni humanos respetos, sino solo, en soledad de todas las formas, interiormente, con sosiego sabroso, se comunica con Dios, porque su conocimiento es en silencio divino.

El alma enamorada es alma blanda, mansa, humilde y paciente.

El alma dura en su amor propio se endurece.

No te conocía yo a ti, ! oh Señor mio !, porque todavia quería saber y gustar cosas.
Múdese todo muy enhorabuena, Señor Dios, por que hagamos asiento en ti.
Secado se ha mi espíritu porque se olvida de apacentarse en ti.

Eso que pretendes y lo que más deseas no lo hallarás por esa via tuya ni por la alta contemplación, sino en la mucha humildad y rendimiento de corazón.

Mira que la flor más delicada más presto se marchita y pierde su olor ; por tanto, guárdate de querer caminar por espíritu de sabor, porque no serás constante ; mas escoge para ti un espíritu robusto no asido a nada, y hallarás dulzura y paz en abundancia ; porque la sabrosa y durable fruta en tierra fría y seca se coge.

Bienaventurado el que, dejado aparte su gusto y inclinación, mira las cosas en razón y justicia para hacerlas.

Si purificares tu alma de extrañas posesiones y apetitos, entenderás en espíritu las cosas ; y, si negares el apetito en ellas, gozaras de la verdad de ellas, entendiendo en ellas lo cierto.

Señor, Dios mío, no eres tu extraño a quien no se extraña contigo. Como dicen que te ausentas tú ?

Verdaderamente aquel tiene vencidas todas las cosas, que ni el gusto de ellas le mueve a gozo, ni el desabrimiento le causa tristeza.

Yéndome yo, Dios mío, por doquiera contigo, por doquiera me irá como yo quiero para ti.
No podrá llegar a la perfección el que no procura satisfacerse con nonada, de manera que la concupiscencia natural y espiritual estén contentas en vacío ; que para llegar a la suma tranquilidad y paz de espíritu esto se requiere.

Como el que tira el carro la cuesta arriba, así camina para Dios el alma que no sacude el cuidado y apaga el apetito.

No es de voluntad de Dios que el alma se turbe de nada ni que padezca trabajos ; que, si los padece en los adversos casos de el mundo, es por la flaqueza de su virtud, porque el alma del perfecto se goza en lo que se pena la imperfecta.

No pienses que el agradar a Dios está tanto en obrar mucho como en obrarlo con buena voluntad, sin propiedad y respectos.

A la tarde te examinarán en el amor. Aprende a amar como Dios quiere ser amado, y deja tu condición.

En la tribulación acude luego a Dios confiadamente, y seras esforzado y alumbrado y enseñado.

En los gozos y gustos acude luego a Dios con temor y verdad, y no serás engañado ni envuelto en vanidad.

Sin trabajo sujetarás las gentes y te servirán las cosas si te olvidares de ellas y de ti mismo.
Date al descanso echando de ti cuidados y no se te dando nada de cuanto acaece, y servirás a Dios a su gusto y holgarás en El.

Mira que no reina Dios sino en el alma pacífica y desinteresada.

Si quieres que en tu espíritu nazca la devoción y que crezca el amor de Dios y apetito de las cosas divinas, limpia el alma de todo apetito y asimiento y pretensión, de manera que no se te dé nada por nada ; porque, así como el enfermo, echado fuera el mal humor, luego siente el bien de la salud y le nace gana de comer, así tu convalecerás en Dios si en lo dicho te curas.

No apaciente el espíritu en otra cosa que en Dios. Deseche las advertencias de las cosas y traiga paz y recogimiento en el corazón.

Traiga sosiego espiritual en advertencia de Dios amorosa ; y cuando fuere necesario hablar, sea con el mismo sosiego y paz.

Traiga advertencia amorosa en Dios, sin apetito de querer sentir ni entender cosa particular dél.

El alma que anda en amor, ni cansa ni se cansa.

Al pobre que esta desnudo le vestirán, y al alma que se desnudare de sus apetitos, quereres y no quereres, la vestirá Dios de su pureza, gusto y voluntad.

Una palabra habló el Padre, que fue su Hijo, y ésta habla siempre en eterno silencio, y en silencio ha de ser oida del alma.

Dios y su obra es Dios.

Las potencias y sentidos no se han de emplear todas en las cosas, sino lo que no se puede excusar, y lo demas dejallo desocupado para Dios.

Desasida de lo exterior, desaposesionada de lo interior, desapropriada de las cosas de Dios, ni lo prospero la detiene ni lo adverso lo impide.

El más puro padecer trae y acarrea más puro entender.

El alma que quiere que Dios se le entregue todo, se ha de entregar toda, sin dejar nada para sí.

La mayor necesidad que tenemos para aprovechar es de callar a este gran Dios con el apetito y con la lengua, cuyo lenguaje que El mas oye solo es el callado amor.

Andar a solas con Dios ; obrar en el medio ; esconder los bienes de Dios.

Andar a perder y que todos nos ganen, es de ánimos valerosos, de pechos generosos, de corazones dadivosos ; es condición dar antes que recebir hasta que vienen a darse a sí mesmos, porque tienen por gran carga poseerse, que mas gustan de ser poseidos y ajenos de sí ; pues somos mas proprios de aquel infinito Bien que nuestros.

Grande mal es tener más ojo a los bienes de Dios que al mismo Dios ; oración y desaproprio.

Procure conservar el corazón en paz ; no le desasosiegue ningún suceso deste mundo ; mire que todo se ha de acabar.

Quien supiere morir a todo, tendrá vida en todo.

Humilde es el que se esconde en su propia nada y se sabe dejar a Dios.

Manso es el que sabe sufrir al prójimo y sufrirse a sí mismo.


Contact / Haut de page