Las informaciones que siguen no interesan
en general más que a los especialistas. Sin embargo las damos
para los apasionados de Juan de la Cruz que quieren conocer mejor
cómo redactó su Cántico.
El Cántico Espiritual es uno de los cuatro grandes tratados
del carmelita español. Su título no es suyo sino del
Padre Jerónimo de San José que lo nombró así
en su edición española de 1630. Juan de la Cruz él
mismo llamó Canciones a su poema, y Declaración de
las Canciones a su comentario.
El conjunto del texto fue redactado en varias etapas. En primer
lugar, las treinta primeras estrofas (orden del Cántico A)
fueron compuestas en el calabozo de Toledo donde Juan de la Cruz
hizo, en el seno mismo de su prueba, experiencias místicas
decisivas, esto entre diciembre de 1577 y agosto de 1578. Las demás
estrofas fueron compuestas en Baeza y en Granada entre 1579 y 1582.
Las cinco últimas a continuación de una conversación
con una de las carmelitas que él dirigía entonces
: Francisca de la madre de Dios. La estrofa undécima : "Descubre
tu presencia", fue también añadida más
tarde.
Estas canciones fueron probablemente leídas y explicadas
por Juan de la Cruz, en primer lugar a las carmelitas de quienes
era el director espiritual. Pero en 1584, a petición de Ana
de Jesús, priora entonces del convento de Granada, él
redactó un primer comentario completo de ellas que fue copiado
y difundido entre las carmelitas.
Más tarde, experimentó la necesidad de amplificar
y de remodelar su texto para hacerlo más coherente y ampliarlo
a la totalidad de la vida espiritual ; lo que hizo desplazando ciertas
estrofas, añadiendo una estrofa suplementaria y desarrollando
o reorientando ciertos pasajes de su comentario. El resultado fue
una segunda redacción, llamada más tarde Cántico
B, la primera convirtiendose en el Cántico A. También
fue copiada y difundida de modo que tenemos hoy dos familias de
manuscritos de las dos redacciones (pero ningún autógrafo).
Un texto importante emerge de la primera familia (la del Cántico
A) : el manuscrito de Sanlúcar de Barrameda que comporta
numerosas anotaciones autógrafas que serán desarrolladas
en la segunda versión. Este manuscrito, que no es escrito
de su mano, pero que Juan de la Cruz retocó, es calificado
por él de borrador. Sirve de puente entre las dos redacciones.
En la segunda familia (la del Cántico B), el manuscrito más
representativo es el de Jaén. Sirve de base hoy a las ediciones
de esta versión.
No se ha dudado nunca en España de la autenticidad de estos
dos textos, más aún cuando Juan de la Cruz no cesó,
según eldecir de varios testigos, de retocar sus escritos,
hasta el fin de su vida. Es así que redactó también
dos versiones de la Llama de Amor Viva. En Francia, no obstante,
seguido a la edición española del Padre Gerardo, que
dio en 1911 los dos Cánticos, un benedictino de Solesmes,
dom Philippe Chevallier puso en tela de juicio la autenticidad del
Cántico B que sería según él una obra
de Tomas de Jesús.
Sus razones son esencialmente de orden espiritual, incluso de orden
dogmático : un místico que ha tocado la verdad de
manera directa no puede volverse atrás de sus dichos en lo
que concierne esta verdad y modificar la intención y la estructura
de sus escritos. Para sostener su tesis, no obstante, se valió
de numerosos argumentos de crítica textual. Ninguno resistió
al examen de los exégetas españoles que los examinaron
(cfr en particular a los trabajos del Padre Eulogio de la Virgen
del Carmen) y esta polémica que hizo gastar mucha tinta pertenece
hoy al pasado.
Quedan sin embargo algunas huellas fastidiosas. Mientras que las ediciones españolas, desde la de 1703 del Padre Andrés de Jesús María hasta las más recientes del Padre Gerardo (1911) del Padre Silverio y del Padre Lucinio (1964), dan como más acabada la versión B del Cantico (las ediciones españolas populares hasta se contentan de esta segunda versión), algunas ediciones francesas (del Padre Lucien de Saint Joseph, del Padre Grégoire de Saint Joseph y de La Pléiade) persisten en no dar más que la traducción de la primera, aumentada en la del Padre Lucien de la estrofa undécima recuperada al Cántico B. Esta edición tiene por excusa que esta presentación fue, desde 1630, la del Padre Jerónimo de San José que ya había practicado este añadido, sin dar por lo demás ninguna razón (ni siquiera mencionar una segunda redacción). En 2004, sin embargo, el Padre Dominique Poirot publicó de nuevo la traducción de Marie du saint Sacrement que tenía las dos versiones.
Vengamos ahora a lo que cambia en el Cántico B. A nivel del
poema : la añadidura de la estrofa undécima (en negrilla)
y el desplazamiento de algunas otras (subrayadas o en itálica).
1. ¿ Adónde te escondiste 1. ¿ Adónde
te escondiste
2. Pastores, los que fuerdes 2. Pastores, los que fuerdes
3. Buscando mis amores 3. Buscando mis amores
4. Oh bosques y espesuras 4 Oh bosques y espesuras
5. Mil gracias derramando 5. Mil gracias derramando
6. ¡ Ay ! quién podra sanarme 6. ¡ Ay ! quién
podra sanarme
7. Y todos cuantos vagan 7. Y todos cuantos vagan
8. Mas, ¿ cómo perseveras 8. Mas, ¿ cómo
perseveras
9. ¿ Por qué, pues has llagado 9. ¿ Por qué,
pues has llagado
10. Apaga mis enojos 10. Apaga mis enojos
11. ¡ Oh cristalina fuente 11. Descubre tu presencia
12 ¡ Oh cristalina fuente
12. Apártalos, Amado 13. Apártalos, Amado
13. Mi Amado : las montañas 14. Mi Amado : las montañas
14. la noche sosegada 15. la noche sosegada
15. Nuestro lecho florido 16. Cazadnos las raposas
16. A zaga de tu huella 17. Detente, cierzo muerto
17. En la interior bodega 18. ¡ Oh ninfas de Judea
18. Allí me dio su pecho 19. Escóndete, Carillo
19. Mi alma se ha empleado 20. A las aves ligeras
20. Pues ya si en el ejido 21. por las amenas liras
21. De flores y esmeraldas
22. En solo aquel cabello 22. Entrado se ha la esposa
23. Cuando tú me mirabas 23. Debajo del manzano
24. No quieras despreciarme 24. Nuestro lecho florido
25. Cazadnos las raposas 25. A zaga de tu huella
26. Detente, cierzo muerto 26. En la interior bodega
27. Allí me dio su pecho
27 Entrado se ha la esposa 28. Mi alma se ha empleado
28. Debajo del manzano 29. Pues ya si en el ejido
29. A las aves ligeras 30. De flores y esmeraldas
30 por las amenas liras 31. En solo aquel cabello
31. ¡ Oh ninfas de Judea 32. Cuando tú me mirabas
32. Escóndete, Carillo 33 No quieras despreciarme
33. La blanca palomica 34. La blanca palomica
34 En soledad vivía 35. En soledad vivía
35. Gocémonos, Amado 36. Gocémonos, Amado
36. Y luego, a las subidas 37. Y luego, a las subidas
37. Allí me mostrarias 38. Allí me mostrarias
38. el aspirar del aire 39. el aspirar del aire
39. Que nadie lo miraba 40. Que nadie lo miraba
¿ Qué pasó exactamente ?
1) Las catorce primeras estrofas no han cambiado de sitio, pero
una estrofa suplementaria (la undécima) "Descubre tu
presencia", les fue añadida.
2) El conjunto de diez estrofas que siguen de "Nuestro lecho
florido" a "No quieras despreciarme", fue desplazado
y puesto después del conjunto de dos estrofas : "Entrada
se ha la esposa"... "Debajo del manzano", que
marca la entrada en el período del matrimonio espiritual.
Han sido juzgadas mejor en su sitio en el cuadro de esta unión.
3) El conjunto de dos estrofas : "Cazadnos las raposas...
Detente cierzo muerto", se encontró en consecuencia
después de la estrofa "la noche sosegada", terminando
el primer conjunto que no cambió.
4) Dos pequeños conjuntos de dos estrofas :
- "A las aves ligeras... por las amenas liras"
- "Ho ninfas de Judea... Escondete Carillo" fueron
invertidos y colocados a continuación de "Cazadnos las
raposas... Detente, cierzo muerto", continuación
sin duda a un parentesco de tema (se trata de apartar los elementos
que molestan la realización de la union con Dios), pero también
al hecho de que estas perturbaciones se comprenden mejor antes del
matrimonio espiritual que después, y que éste es un
estado de paz estable donde este género de dificultad ha
sido superado. Se encuentran pues antes de "Entrada se ha la
esposa".
5) las siete últimas estrofas se quedan en su sitio y forman
el final del Cántico B como el del A.
Lo que se refiere al comentario, la principal modificación
que introduce Juan de la Cruz y que señala al principio,
en el argumento que sigue al poema, consiste en reenfocar su tratado
en el conjunto de la vida espiritual, "desde que el alma comienza
a servir Dios hasta que llega al último estadio de perfección",
mientras que en la primera versión, el Cántico, que
empieza por la etapa del amor impaciente (hasta morir) continua
con los tratados de la Subida y de la Noche y no sabría interesar
a los principiantes. Juan de la Cruz que compuso estas primeras
estrofas en su calabozo de Toledo no era un novicio, y la Llama
de Amor Viva da este estado come muy avanzado en la via espiritual
(estr. 1, fin del comentario).
Este enfoque, no obstante estaba latente en la primera versión,
como se puede verlo en el comentario de la estrofa cuatro (oh bosques
y espesuras) donde Juan de la Cruz habla del principio del camino
espiritual, y en el de la estrofa vientisiete (Entrado se ha la
esposa), donde escribe : "Hay que notar que primeramente el
alma se ejerce en los trabajos y en las amarguras de la mortificación
y de la meditación, como se dijo desde la primera copla hasta
la quinta..."
Total, una cierta fluctuación se observa en el comentario
del Cántico A. Y en el B, donde Juan de la Cruz ensancha
deliberadamente su visión a toda la vía espiritual
(purgativa, iluminative y unitiva), se instala una tensión
si no una ambigüedad, pues allí son reconducidos al
principio textos que, de toda evidencia, no pegan a los estados
de alma de los principiantes. Es esta distorsión que no soportó
dom Chevallier y que suscitó su polémica. Era no obstante
olvidar que el mismo Juan de la Cruz había escrito que su
poema podía soportar varios niveles de lectura y que su comentario
no pretendía de ningún modo cerrar con cerrojo su
interpretación. "Los dichos de amor es mejor declararlos
en su anchura, para que cada uno de ellos se aproveche según
su modo y caudal de espíritu, que abreviarlos a un sentido
a que no se acomode todo paladar. Y así, aunque en alguna
manera se declaran, no hay para qué atarse a la declaración".
(Prólogo)
Al dar a sus lectores la posibilidad de recibir a su manera y a
su medida las estrofas de su poema, Juan de la Cruz se autorizaba
a sí mismo a diversificar sus interpretaciones. Queda que
el Cántico B mezcla dos lecturas, lo que acarrea alguna confusión.
Dicho esto, no concedamos a esta ambigüedad más importancia
que la que tiene, y hasta sepamos autorizarnos de ella para una
lectura personal del poema. Juan de la Cruz nos anima a ello.
Si hemos dado precedentemente el texto del Cántico A, aumentado
de la estrofa undécima, como lo había hecho el Padre
Jerónimo en su edición de 1630 y como lo hace todavía
hoy la edición francesa del Padre Lucien de Saint Joseph,
esto no es pues que creamos el Cántico B no auténtico.
Sino que el comentario del Cántico A nos parece más
cercano del brote del poema e incluirse más logicamente después
de los tratados de la Subida del Monte Carmelo y de la Noche oscura.
Nuestro propósito es de introducir a la obra de Juan de la
Cruz presentando extractos significativos de ella, pero no de dar el texto íntegro. Emitimos sin embargo el deseo que las futuras ediciones completas de Juan de la Cruz en francés hagan justicia a la versión B como lo hizo la edición del Padre D. Poirot (Cerf - 2004).
Traducción : Encarna Lambolley